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Las hermanas Macdonald

Según Wikipedia, “las hermanas Macdonald eran cuatro mujeres de ascendencia parcialmente escocesa nacidas durante el siglo XIX, notables por sus matrimonios con hombres de prestigio. Alice, Georgiana, Agnes y Louise eran las hijas del Reverendo George Browne Macdonald (1805–1868), ministro metodista wesleyano, y Hannah Jones (1809–1875)”. Sin embargo, después de ahondar en la vida de estas mujeres, lejos de aséptica, esta definición se me antoja pobre, cruel y malintencionada. ¿Por qué? Espero que tengas tiempo para oír una historia…

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Érase una vez seis hermanas nacidas en el seno de una familia modesta. Su padre era pastor de la iglesia metodista y su madre, la hija de un tendero de Manchester. Ella se llamaba Hannah y provenía de un entorno acomodado. Sin embargo, tras su matrimonio, tuvo de adaptarse a una vida más azarosa, ya que la labor ministerial de su marido era itinerante. La familia vagó así de ciudad en ciudad durante años, obligando a Hannah a organizar las frecuentes mudanzas y a hacer equilibrios con las cuentas de un hogar con escasos ingresos al tiempo que traía hijos al mundo, hasta un total de once en un lapso de diecinueve años. 

  • Mary (1834-36), que murió con dos años.
  • Henry (1835-91).
  • Alice (1837-1910).
  • Caroline (1838-1854), que murió con 16 años por tuberculosis.
  • Georgiana (1840-1920).
  • Frederic (1842-1928).
  • Agnes (1843-1906).
  • Louise (1845-1925).
  • Walter (1847-47), que murió con tres meses.
  • Edith (1848-1937).
  • Herbert (1850-1851), que murió con un año.

Aunque los ingresos de la familia eran escasos, el ambiente cultural en el hogar de los Macdonald no era desdeñable. “George era un hombre muy poco materialista -nos cuenta Marina Elphick-, pero tenía un profundo amor y pasión por los libros que compraba regularmente en sus viajes. Estos libros eran de fácil acceso para los niños y, algo inusual para esa época y ese hogar, casi nada estaba censurado. Los niños leían de todo, desde revistas religiosas hasta “El Progreso del Peregrino”, “Robin Hood” y los cuentos de hadas de los Grimm. Sólo se pensó que Shakespeare rozaba la indecencia y estaba prohibido. Como la mayoría de las madres de principios de la era victoriana, Hannah enseñó a todos sus hijos en casa durante sus primeros años. Los llevó a la Capilla para su educación religiosa desde los tres años.” (Fuente: Marina's Muses: Georgiana Burne-Jones).

A medida que la pareja fue cargándose de hijos, George y Hannah asumieron que sólo podrían costear una educación completa y de calidad para uno de ellos y, teniendo en cuenta que en aquel entonces en Inglaterra todas las posesiones se legaban al primogénito varón, la pareja decidió primar los estudios de Henry, al que matricularon en la mejor escuela que podían permitirse a la edad de cuatro años; Fred, el hermano pequeño, lo matricularon en una escuela diurna local… Lo más irónico es que, al cabo de los años, los esfuerzos invertidos en Henry se revelarían inútiles, ya que éste renunciará a obtener su título en Oxford para instalarse en Nueva York.

Las niñas, por su parte, obtuvieron toda la educación en casa, labor que recayó sobre todo en su madre y en alguna institutriz ocasional. Hannah, generosa e inconformista, educó a sus hijas para que desarrollaran sus propios pensamientos y opiniones, para que tuvieran conciencia social y fueran sensibles al bien de los demás. “Recibieron lo que era fundamentalmente una educación tradicional para las niñas de la época -relata Marina Elphick-: lectura, aritmética básica, un poco de francés o italiano, también los logros habituales de poesía, música, costura y dibujo.  Sin obstáculos, las niñas crecieron y se convirtieron en mujeres brillantes y cultas que mostraban talento en la literatura, la música y el dibujo, así como las habilidades domésticas prácticas que se esperaban de las jóvenes mujeres victorianas, como la confección de ropa, la repostería y las tareas domésticas”.  (Fuente: Marina's Muses: Georgiana Burne-Jones).

Judith Flanders en su libro "Circle of Sisters" explica que se cree que "King's Daughters" (1858) de Burne-Jones representa a su prometida y a su familia: Alice en primer plano a la izquierda, Georgiana en un lugar destacado en el centro, Agnes mirando hacia abajo desde el lado izquierdo del balcón y Louisa acariciando a su conejo, en el extremo derecho.

A Alice y a Louisa les gustaba escribir, aunque Alice era más sonetos y Louisa, más de maldiciones y fantasmas. Georgiana prefería el dibujo y soñaba con convertirse en grabadora. Agnes era una hábil contadora de historias y aún mejor pianista… Ya en su adolescencia, las hermanas entraron en contacto con la esfera artística local y empezaron a modelar, a desarrollar sus habilidades y albergar inquietudes… Sin embargo, como todas sus coetáneas, pronto se vieron arrastradas por un modelo social que las hacía depender económicamente de un varón y que las obligaba a situar el matrimonio como un objetivo vital para no acabar en la indigencia.

Caroline perdió la vida en 1854, con sólo 16 años, pero las demás empezaron a comprometerse no mucho después. No en vano, la salud de su padre ya había empezado a dar muestras de debilidad. La única inmune a cualquier compromiso fue Edith, pero no por decisión propia; sus padres le habían encomendado la misión de cuidarlos al llegar a la ancianidad, así que el matrimonio no encajaba bien con esos planes. 

Por desgracia, como George carecía de recursos, no podía conseguir maridos de mucho postín para sus hijas casaderas, así que casi todas ellas acabaron desposándose con artistas. Sólo Louise contrajo matrimonio con un magnate de la siderurgia al que su madre tildó de arrogante y pomposo. Sin bien, quiso el destino que, con el transcurrir del tiempo, todos los yernos de Hannah obtuviesen un gran reconocimiento profesional que los llevó a ascender socialmente y a brindar mejores oportunidades a la siguiente generación familiar, la cual llegará a contar con un primer ministro y un premio Nobel de literatura.

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Llevo días leyendo artículos de medios digitales y entradas en sitios webs y blogs que hablan de las hermanas Macdonald, repitiendo las mismas trampas que la enciclopédica Wikipedia…

Casi nunca, por no decir nunca, mencionan a Caroline o a Edith. ¿Por qué? Porque nunca se casaron, Caroline por morir en la adolescencia y Edith, porque sus padres se lo impidieron. 

Sólo mencionan, por tanto, las que contrajeron matrimonio, asegurando que todos ellos fueron ventajosos. Sin embargo, exceptuando el caso de Louise, que se desposó con un magnate de la siderurgia, los demás pretendientes de las Macdonald eran artistas que apenas tenían donde caerse muertos cuando contrajeron nupcias, siendo el éxito profesional y el prestigio un hecho sobrevenido. 

El éxito del marido es una trampa compleja en la que se me antoja seguir ahondando porque, al destaparla, te das cuenta de que en su interior aloja otra trampa y luego otra y otra más, anidadas una tras otra como esas muñecas rusas que todas conocemos.

El marido se levanta temprano (o tarde, da igual) y se va a trabajar; se encierra en su despacho, en su estudio, en su espacio creativo y crea; escribe sus libros, pinta sus cuadros, diseña sus elementos decorativos. Tiene hijos, tiene gestiones pendientes, tiene un horario que cumplir… pero de todas esas distracciones mundanas se encarga ella, el “ángel del hogar” que decían los victorianos.

¿Dónde habría llegado cada una de ellas de haber tenido esa habitación propia de la que Wolf nos hablaba? Nunca lo sabremos. Sacrificaron sus inquietudes para promocionar las carreras de sus esposos con su entrega y su trabajo, un trabajo que se ningunea cada vez que alguien dice que sí, que el éxito de las Macdonald fue salir de la miseria contra todo pronóstico echando el lazo a una celebridad. 

De arriba a abajo de izquierda a derecha:
Hannah, la madre y sus hijas supervivientes: Alice, Georgiana, Agnes, Louise y Edith.

Toda la información sobre las hermanas Macdonald:

Fuentes:

Lecturas: 
  • "A circle of sisters" de Judith Flanders (2001)
  • "Victorian Sisters: The Remarkable Macdonald Women and the Great Men They Inspired" de Ina Taylor (2007)

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