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Georgiana MacDonald (1840-1920)

Soy Georgiana MacDonald y, aunque mi sueño fue ser pintora y grabadora, lo abandoné para cuidar de mi familia y asistir a mi popular marido, el pintor prerrafaelista Edward Burne-Jones.

-Georgiana hacia 1890, V&A

Vine al mundo el 21 de  julio de 1840, en Birmingham. Mi padre era el pastor metodista George Browne MacDonald y mi madre, Hannah Jones, hija de un tendero de Manchester. En casa éramos dos hermanos (Henry y Frederic) y seis hermanas (Alice, Caroline, Georgiana, Agnes, Louise y Edith; Caroline, sin embargo, murió en 1854, con sólo 16 años).

Mis padres no eran precisamente acaudalados, así que no pudieron dar a las chicas una buena educación ni garantizarnos buenos matrimonios. Por eso, el hecho de que cuatro de nosotras acabáramos casadas con hombres de un cierto prestigio eclipsó todos nuestros logros y nuestras contribuciones a la historia inglesa. 

Con once años conocí al que sería mi futuro marido, que por aquel entonces sólo era Ned Jones, un compañero de primaria de mi hermano Harry. Ned pasaba muchas tardes en casa y acabó convirtiéndose en un amigo cotidiano de la familia. 

Pasados tres años, en 1853, mi padre fue destinado a Londres. Como mi ilusión era convertirme en grabadora de madera, allí empecé a asistir a clase de dibujo e ilustración en The Government School of Design en South Kensington, donde no aprendí gran cosa. Eso sí, Ned venía a menudo a buscarme para traerme flores y acompañarme a casa. Al cabo de un tiempo, nuestra amistad se fue transformando en algo más serio hasta que en 1856 Ned se animó a solicitar a mi padre su compromiso conmigo; yo tenía 15 años y él, 23.

En aquellos años entré en contacto con un grupo de estudiantes de Oxford conocidos como el Birmingham Set, ya que Ned y mi hermano Harry eran dos de sus componentes. Ned también me llevó a conocer su estudio, donde trabajaba con Dante Gabriel Rossetti y su buen amigo William Morris. Incluso me presentaron a John Ruskin, el famoso escritor, con el que también me amisté. 

Para una neófita en tales asuntos, adentrarme en el mundo de aquellos hombres para los que el Arte era aliento de vida fue como estar en presencia de una nueva religión y también un vendaval que pronto me arrastró a mi también. De hecho, me animé a tomar clases con Ford Madox Brown, el pintor, que pronto confirmó que tenía talento para el dibujo. Sin embargo, poco o nada se conserva que lo atestigüe, aparte de mi acuarela “Dead Bird”, hoy en poder de la Tate Gallery. 

Dead Bird | Georgiana MacDonald (1857)

En agosto de 1856 mi familia se mudó al 17 de Beaumont Street, en Marylebone, y no mucho después a Manchester. En 1859, mi hermana Louisa y yo aprendimos junto a Ford Madox Brown a grabar en madera, pluma y tinta y pintura. Al año siguiente, en abril, él y su esposa Emma me invitaron a pasar una temporada en su casa de Londres para que pudiese ver a Edward con mayor asiduidad. Contrajimos matrimonio dos meses después, el 9 de junio de 1860, en Manchester. Yo tenía 19 años y Ned, 27. 

Entre los dos atesorábamos 30 libras esterlinas y una mesa de madera con mis herramientas de grabado. Nuestra situación era tan precaria que tuvimos que instalarnos en unas habitaciones alquiladas en Russell Place del todo vacías. Por suerte, nuestros amigos fueron muy generosos con los regalos de boda y nos ayudaron a amueblar nuestro diminuto hogar. 

Cuando Ned empezó a tener éxito con sus obras, pudimos mudarnos a Great Russell Street, en frente del Museo Británico; allí las estancias eran más amplias y teníamos suministro de agua; además, Ned pudo instalar su propio estudio en una de las habitaciones. 

A pesar de las estrecheces, aquellos fueron años felices. Yo seguía grabando en madera y a menudo preparaba fiestas para agasajar a nuestros amigos, que venían a visitarnos a menudo: Jane y William Morris, Rossetti, Lizzie Siddal… También pasamos un verano en Red House, las casa de Jane y William Morris; allí trabajamos juntos en proyectos de decoración y yo me sumé al círculo comunal creado en torno a aquel lugar mágico; de hecho, pasaba con los Morris la mitad de la semana, desde el viernes hasta el lunes.

En 1861, Ned ayudó a traer al mundo a la Morris, Marshall, Faulkner & Co, una compañía que tenía la intención de crear artículos de decoración con estética medieval y elaboración artesanal. Allí empecé a pintar azulejos y a tramar con Lizzie Siddal la escritura e ilustración de un cuento de hadas; sin embargo, todo quedó suspendido cuando me quedé embarazada. 

Georgiana con su hijo Pip (lizziesiddal.com

Philip, nuestro primer hijo, nació el 21 de octubre de 1861 y en ese momento dejé cualquier ambición artística para convertirme en madre y esposa a tiempo completo. Nuestros amigos seguían visitándonos en casa, pero yo ya no podía pasar tanto tiempo con ellos como antes. De hecho, a menudo, lloraba con mi bebé en las rodillas mientras que, a través de la puerta cerrada, me llegaba el ruido de sus risas y el murmullo de sus conversaciones. Me sentía como si me hubiesen desterrado de mi propia vida pero, al mismo tiempo, sentir aquello me llenaba el corazón de culpa.

En el verano de 1864, el pequeño Phil se enfermó de escarlatina. Yo no tardé en contraer la enfermedad, lo cual precipitó el nacimiento de Christopher, nuestro segundo hijo, que falleció poco después a causa de esa enfermedad. Tardé meses en recuperarme de todo aquello. Entonces me negué a volver a  Great Russell Street, que tanto pesar me había causado.

Las facturas médicas nos impidió materializar el sueño de ampliar Red House para instalarnos allí con los Morris. Al final, nos trasladamos a una casa con jardín en el 41 de Kensington Square. Pudimos darnos el lujo de contratar a un sirviente y a una cocinera, lo que me liberó de buena parte de mis labores. Allí traje al mundo a Margaret, en el verano de 1866. Allí también recibimos la visita de Euphrosyne Cassavetti, que hizo a Ned el encargo de retratar como Psiqué a su hija Maria Zambaco, la prima de Marie Spartali y Aglaia Coronio, tan hermosas todas ellas que sus amigos solían llamarlas la tres gracias. Ned se encaprichó con la Zambaco y empezó a retratarla sin descanso.

Verde verano | Edward Burne-Jones (1868)
Georgiana aparece leyendo junto a Jane Morris y sus hermanas Agnes y Louisa.

En 1867 nos mudamos a Grange, a una casa del siglo XVIII rodeada de jardines en North End Road, Fulham. Ned pintaba sin tregua, como siempre, pero ya no estaba en la habitación de al lado, pues la casa era inmensa; además, Ned tenía ya sus propios estudios independientes. 

Mientras mi marido se entretenía con la Zambaco, yo había vuelto a mis grabados y atendía a nuestros amigos. En febrero de 1868 conocí a George Eliot, el novelista; él me animó a retomar mis estudios; fue el impulso que me faltaba para mejorar mi francés y mi alemán y aventurarme incluso con el latín. 

En 1869 el romance entre mi marido y la Zambaco se hizo público con gran estruendo cuando, en mitad de una riña, ella intentó suicidarse arrojándose al Regent's Canal. Al parecer, fue Ned el que impidió que llevase a cabo su amenaza. Aquello fue un escándalo para la pudorosa sociedad victoriana y, por supuesto, un puñal en medio de mi pecho que me hizo huir de dolor. 

Por suerte, William me acompañó en aquel trance; no en vano, compartía conmigo su dolor, pues sabía de los sentimientos que su esposa Jane había empezado a albergar hacia Rossetti. Todo aquello hizo germinar entre nosotros una admiración sincera y un profundo afecto que nunca más se quebró, a pesar de sendos matrimonios. Al final perdoné a Ned y regresé junto a él.

Las familias Morris y Burne-Jone en el jardín de 'The Grange', Fulham (platinotipia)
De izquierda a derecha: Edward Jones (padre de E. Burne-Jones), Margaret Burne-Jones, Edward Burne-Jones, Philip Burne-Jones, Georgiana MacDonald, May Morris, William Morris, Jane Morris y Jenny Morris (wikipedia)

En 1880, adquirimos Prospect House, en Rottingdean, pues pensamos que sería una buena casa de vacaciones. Aquel año me enteré con sorpresa que George Eliot se casaba; el menosprecio verme tratada como una desconocida después de una década de amistad me rompió el corazón, aunque no tanto como su prematura muerte meses después, en diciembre. 

El domingo de Pascua de 1882 Dante Gabriel Rossetti también nos dejó, lo que provocó a Ned una profunda tristeza que se vio acrecentada por la lejanía de William, del que se había distanciado debido a sus diferencias en cuanto al socialismo. Por el contrario, en ese afán de los socialistas por servir a la comunidad yo veía una cierta similitud con la educación metodista que mi padre me había inculcado; de hecho, creo que fue eso lo que me animó a sumarme al proyecto de la South London Fine Art Gallery, que se inaugurará en 1891 con la intención de llevar la educación artística a las clases trabajadoras del sur de Londres. 

Georgiana con sus hijos al fondo | E. Burne-Jones (1883)

En 1888, nuestra hija Margaret se casó con John William Mackail, amigo y biógrafo de Morris. En 1889, Ned y yo adquirimos Aubrey Cottage, una propiedad que lindaba con Prospect House; de la fusión de ambas fincas nació North End House. Ned prefería Grange y su estudio; por el contrario, yo sentía que mi hogar estaba en North End House; cómo amaba aquella hermosa casa de campo rodeada de jardines.

Poco después, en 1894, Ned aceptó el título de baronet y lo hizo sólo por un motivo: porque sabía que en un futuro ese título lo heredaría nuestro hijo Philip. Yo, sin embargo, sentí que traicionaba sus principios, lo mismo que los socialistas de nuestro círculo de amigos; Jane y William Morris, John Ruskin, Rosalind Howard… Todos ellos se mostraron horrorizados por tamaña incongruencia.

En 1895 me animé con la política y obtuve un escaño en el consejo de Rottingdean. Desde él peleé por los intereses de la clase trabajadora y por los derechos de las mujeres y, a un nivel más prosaico, por la instalación de un alumbrado público, un cuerpo de bomberos y una enfermería para la localidad.

William, que llevaba tiempo enfermo, nos dejó en octubre de 1896. Ned quedó devastado por la pérdida, encontrando sólo consuelo en las visitas de Margaret y de nuestros nietos. Sin embargo, su salud empezó a resentirse. En 1898  se enfermó de gripe y, tras una breve mejoría, su corazón se detuvo el 17 de junio, mientras que esperaba en mis brazos el socorro de un médico.

Siguiendo sus instrucciones, me embarqué entonces en la redacción de su biografía. “Memorials of Edward Burne-Jones” se publicó seis años más tarde, en 1904. Sigue siendo un libro de referencia para los estudiosos de la pintura prerrafaelista. Eso sí, si lo que les interesa es ahondar en el morboso episodio de María Zambaco pueden ustedes ahorrarse la lectura, pues me lo salté. Al año siguiente organicé la publicación de “The Flower Book”, un facsímil de edición limitada de un álbum de acuarelas de flores de Ned.

Ned siempre se jactó de su adicción al trabajo; prueba de ello es la inmensidad de su obra. Sin embargo, detrás de cada lienzo, de cada vidriera y de cada tapiz que firmó está mi labor silenciada en los libros de Historia. Durante años dirigí nuestro hogar y me impliqué en el trabajo de administración de su taller; fui yo la que redactó la mayoría de sus cartas, la que gestionó las cuentas y la que mantuvo a raya a los intrusos para que Edward Burne-Jones, el genio prerrafaelista, tuviese tiempo para pintar un lienzo tras otro. Además, soporté durante años los enamoramientos pasajeros de Ned con sus jóvenes modelos, a las que él tenía la fea costumbre de llamar sus mascotas.

Le sobreviví dos décadas más. Dejé este mundo el 2 de febrero de 1920 tras una breve enfermedad. Mi cuerpo está enterrado en St Margaret de Rottingdean, la localidad de la que fui concejala. 

Georgiana y su nieta Clare, alrededor de 1900 (NPG)

Toda la información sobre las hermanas Macdonald:

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