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Louise MacDonald (1845-1925)

Soy Louise MacDonald y, aunque publiqué varios libros y me atreví con diferentes géneros, se me conoce más como la madre de un primer ministro.

-Louise MacDonald retratada por Rebecca Solomon en Junio de 1865, Sotheby's-

Mi padre era el pastor metodista George Browne MacDonald y mi madre, Hannah Jones, hija de un tendero de Manchester. En casa éramos dos hermanos (Henry y Frederic) y seis hermanas (Alice, Caroline, Georgiana, Agnes, Louise y Edith; Caroline, sin embargo, murió en 1854, con sólo 16 años).

Nací en 1845 en Wakefield, West Yorkshire. En casa el dinero no sobraba, por lo que mis padres primaron la educación de los varones sobre la de las mujeres. Al fin y al cabo, en la Inglaterra victoriana las mujeres teníamos un objetivo primordial en la vida: el matrimonio. Dependíamos económicamente de nuestro padre hasta que pasábamos a depender de nuestro marido. Es por ello que nuestra madre nos instruyó para convertirnos en las perfectas esposas.

Me sentí atraída por lo sobrenatural desde muy joven, hasta tal punto que tras el fallecimiento de mi hermana Carrie intenté contactar con ella en sesiones de espiritismo. Las lecciones de mamá y el acceso a la biblioteca de papá despertó en mí el interés por la cultura y por los libros y a través de mis hermanas mayores me amisté con artistas como George Eliot o William Morris. De hecho, en los primeros años de la década de 1860 visitaba con frecuencia a los Morris en Red House junto a mis hermanas, donde a menudo nuestros amigos aplaudían nuestros esfuerzos artísticos; de hecho, William celebró en alguna ocasión mis grabados en madera, lo que me animó a matricularme en la Escuela de Arte de Wolverhampton. 

En agosto de 1865 conocí a Alfred Baldwin, que se había instalado en Stourport para pasar las vacaciones con su familia, una acomodada dinastía de industriales de Wilden. Alfred y yo nos comprometimos en octubre. Sin embargo, a mi madre mi compromiso no le agradó del todo, ya que estimaba que mi prometido era un hombre pomposo y arrogante. Supongo que hizo la vista gorda porque al menos Alfred era rico, a diferencia de sus otros yernos. 

-"Verde Verano" de Edward Burne-Jones (1864)-
Louisa aparece leyendo en voz alta a sus hermanas y otras visitantes en Red House

Nos casamos en una boda doble junto con mi hermana Agnes en la iglesia parroquial de Wolverhampton, en el verano de 1866. Debido a la mala salud de nuestro padre, fue nuestro hermano Fred quien nos acompañó a Agnes y a mi hasta el altar. 

Después de la luna de miel en Escocia, Alfred y yo nos instalamos en una casa georgiana en Lower Park, en Bewdley. Seis semanas después de mi boda enfermé de una misteriosa dolencia y fue aquella convalecencia la que me incitó a escribir. Poco después quedé embarazada, dando a luz el 3 de agosto de 1867 a mi primer y único hijo, Stanley, el futuro Primer Ministro. 

Después del parto me hundí en una profunda depresión. Mi vida en Worcestershire me resultaba insoportable. Mis intentos por volver a ser madre acabaron en abortos espontáneos. Me aparté de todos, moviéndome por la casa en medio de la oscuridad a lomos de una silla de ruedas. Lo único que me mantenía medio cuerda en aquellos momentos eran los relatos que volcaba sobre la blancura del papel; casas encantadas, fantasmas, pesadillas, maldiciones familiares… lo sobrenatural volvía a hacerse un hueco en mi vida.

Por aquel entonces Alfred compartía negocio con dos de sus hermanos en Wilden, pero la compañía no prosperaba, así que en 1870 acordaron disolver la sociedad. Alfred compró el negocio y me invitó a buscar con él una solución al mal que me aquejaba. Fue así que comenzamos una peregrinamos de especialista en especialista, poniendo en práctica diferentes tratamientos.

Nos instalamos en Wilden House, la vivienda ocupada durante años por el propietario de la fundición, para que Alfred pudiera estar cerca de sus empleados. Wilden House estaba al otro lado del camino de la fábrica; de hecho, cuando el viento era del oeste, el humo entraba por las ventanas de la casa. Por suerte, el complejo se levantaba en medio de un precioso paisaje campestre que te sanaba el alma.

-Louisa retratada por su cuñado E. Poynter en 1868, Arthive-

Bajo el control de mi marido, la empresa comenzó a ser rentable y la prosperidad no tardó en llegar a la localidad de Wilden, poblada sobre todo por las familias que trabajaban en la fundición. Pronto Alfred se convirtió en un empresario muy querido, ya que trataba a sus empleados casi como un padre. Incluso yo sentí la irrefrenable necesidad de mejorar la vida de los aldeanos. 

En 1875, tras la muerte de mi madre, me hice cargo de Louisa, mi hermana pequeña, que se vino a vivir con nosotros a Wilden House. 

En 1883 mi enfermedad se esfumó, lo que me permitió asumir un papel destacado en el pueblo de Wilden. Mi marido costeó de su propio bolsillo la construcción de la Iglesia de todos los Santos, edificada entre 1878 y 1880 y a la que sumó luego una escuela y una casa parroquial. El frontal dorado del altar de la iglesia lo diseñó nuestro amigo William Morris y el bordado lo realicé yo misma junto a mis hermanas Edith y Georgiana. 

En esta época inicié también mi etapa más fructífera como escritora, publicando varios libros: “A Martyr to Mammon” (1886); “The Story of a Marriage” (1889); “Where Town and Country Meet” (1891); "Richard Dare: A Novel” (1894). En 1895 vio la luz mi obra más célebre: “The Shadow on the Blind, and Other Ghost Stories”; en este libro agrupé los relatos de fantasmas que escribí tras el parto y otras historias de terror que había publicado en revistas.

-Según algunas fuentes, retrato de Louise MacDonald. Autoría desconocida-

En 1891, Alfred se convirtió en candidato parlamentario por los conservadores en Bewdley y fue elegido para el Parlamento al año siguiente. Ese año Stanley se casó con Lucy Ridsdale. Pronto la casa se nos llenó de nietos: Diana, Leonora, Pamela, Oliver, Esther, Arthur.  

Por desgracia mi enfermedad reapareció en 1902 y empeoró aún más cuando la salud de mi marido empezó a flaquear también. El 13 de febrero de 1908 Alfred sucumbió a un infarto. dejándome desolada. Tras su entierro en el cementerio de la iglesia de Todos los Santos que él mismo había construido, encargué a Edward, el marido de Georgia, el diseño de varias vidrieras en su honor. La torre del reloj, erigida también en memoria de Alfred, fue diseñada por mi sobrino Ambrose, el hijo de Agnes, y las tallas son un diseño de John, el marido de mi hermana Alice.

A pesar de mis males, aún tuve ánimos para escribir un buen puñado de relatos para niños en honor a mis nietos, los cuales publiqué en “The Pedlar's Pack” en 1904. En 1911 también vio la luz un poemario en memoria de Alfred, bajo el título de “Afterglow”. 

Stanley, que heredó el puesto de su padre en el Parlamento, ascendió en la escala política para convertirse en Primer Ministro 1923 y de nuevo en 1924. Dejé esta vida no mucho después, el 16 de mayo de 1925, en Wilden, a la edad de 80 años.

Durante toda mi vida la escritura fue mi tabla de salvación, por eso, a pesar de las críticas negativas que recibí, nunca dejé de escribir. Postrada en la cama, terriblemente enferma ya, invertí buena parte de mis fuerzas en dar vida a un poema más, en publicar un poema más; el último que yo recuerde en 1924 en The Morning Post. 

-Louise MacDonald retratada por Rebecca Solomon en Junio de 1865, Sotheby's-

Toda la información sobre las hermanas Macdonald:

Fuentes:

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