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Patricia Van Cleve (1920/23-1993)

Soy Patricia Van Cleve y, aunque fui una reputada actriz y comediante de teatro, radio y televisión estadounidense, hoy apenas me mencionan sino es para destripar mi vida privada. 


No sé muy bien cuándo nací. De hecho, tampoco sé muy bien quienes fueron mis padres; es más, incluso los datos de mi partida de nacimiento y los de mi partida de defunción discrepan sobre ello. Según la primera, vine al mundo el 8 de junio de 1920 en Nueva York, siendo hija de Rosemary Davies y su primer marido, George Barnes Van Cleve. Según la segunda, nací el 18 de junio de 1923 en París, siendo hija de Marion Davies y su amante William Randolph Hearst, como una suerte de materialización de lo que Hollywood llamaba el secreto peor guardado. 

Sea como fuere, y obedeciendo a los documentos oficiales de aquel momento, crecí al cuidado de Rosemary y George Barnes Van Cleve durante mis primeros años, hasta que se divorciaron en 1924. Dicen que mi padre me secuestró y que me tuvo oculta hasta 1929, año en el que los detectives de William Randolph Hearst, de aquí en adelante "El Jefe", dieron con nuestro paradero y me rescataron.

A aquello le sucedió un juicio por mi custodia en el que mi padre no demostró piedad alguna, tachando a mi madre de borracha y de promiscua. La jugada le salió bien al cabo. Sin embargo, desde ese momento mi tía Marion se adentró en mi vida cada vez con más insistencia, dándole al fin cierta estabilidad. 

De hecho, la tía Marion se convirtió en mi madre en mi vida material y El Jefe, en mi padre. Junto a ellos crecí entre el Castillo de San Simeon y la casa de la playa de Santa Mónica, entre el Ritz y el Warwick de Manhattan. Incluso en verano compartía con ellos sus viajes por Europa. 

Desde finales de la década de 1930 hasta mediados de la de 1940 me prodigué como actriz de teatro. Era joven aún. Pero mi juventud no atemorizó al hombre más guapo de Hollywood: Errol Flynn. A aquellas alturas de la película, Errol era ya un hombre casado, pero a mí me dio lo mismo; me convertí en su amante y él, en mi primer amor. De hecho, nuestra relación perduró mucho más allá de sus muchos matrimonios y también del mío.

Porque sí, me casé, no mucho después de haber comenzado mi romance con Errol, con el hombre más divertido de Hollywood: Arthur Lake

Había conocido a Arthur poco tiempo antes, en uno de nuestros viajes familiares por Europa. De hecho, estoy segura de que aquel encuentro fue una suerte de cita a ciegas perpetrada por El Jefe y la tía Marion, seguros de que Arthur y yo congeniaríamos sin más remedio... Confieso que acertaron de pleno. 

Boda de Patricia y Arthur en el Castillo Hearts, en San Simeon.

Arthur siempre supo hacerme reír como nadie en el mundo, comprendiendo e incluso multiplicando mi sentido del humor. Entendía mi carácter. Disculpaba mis despistes, así como yo disculpaba los suyos. Y siempre estaba de buen humor. Conectamos tan pronto que contrajimos matrimonio no mucho después, el 25 de julio de 1937, en la mansión de San Simeon. 

Al año siguiente, Arthur comenzó su carrera como actor de radiocomedia en la serie "Blondie", que lo catapultó al estrellato de una forma meteórica junto con Penny Singleton. Actuarán juntos casi una década.

El 1 de marzo de 1943 traje al mundo a mi hijo, Arthur Patrick. Al año siguiente, el 6 de octubre de 1944, traje al mundo a mi hija, Marion Rose.​

En 1949, la cadena decidió jubilar a Penny, poniendo en su puesto a Ann Rutherford. Sin embargo, parece que su trabajo tampoco cuajó y la cadena acudió a mí para sustituirla antes incluso de acabar el año. En 1954 protagonicé también junto con mi marido la serie "Meet the Family", una de sus primeras comedias de situación para la pequeña pantalla. Fueron años de éxito y abundancia.

At Do-It-Yourself Show, 1954: Marion Davies y Patricia y Arthur Lake | Los Angeles Public Library Photo Collection; Tessa: Photos and Digital Collections.

En 1960 nos mudamos a la playa, a Santa Mónica, cerca de la casa de la playa de la tía Marion, a medio camino entre la costa y la Autopista 1. La casa era grande, obviamente no tanto como la de mi tía, pero sus 10 dormitorios y sus 7 baños repartidos en tres plantas nos permitía dar cabida simultánea a un montón de amigos con ganas de fiesta, a familiares de capa caída y a todos los perros callejeros de los alrededores. A aquel tumulto se agregaron pronto mis nietos, a los que acogí en casa a menudo, tal y como mi tía había hecho conmigo años atrás, consintiéndolos como habría hecho cualquier abuela. 

La tía Marion falleció por aquel entonces, el 22 de septiembre de 1961, víctima de un cáncer, dejándome en herencia la mitad de su patrimonio. Pronto la siguió mi madre, el 20 de septiembre de 1963, a causa de la cirrosis; tenía 68 años. 

En la década de 1970, nuestra fortuna empezó a disminuir. En 1979 vendimos la casa de la playa de la tía Marion. También decidimos mudarnos a una casa más pequeña y luego a otra más pequeña y luego a otra más pequeña. Poco a poco, discretamente, hasta alojarnos en una casa moderna de una planta y tres habitaciones frente al hoyo 18 del Indian Wells Country Club. Aún teníamos ganas de reír y de acoger a cualquier alma desamparada, lo que incluía a las sucesivas generaciones de perros cojos y ciegos descendientes de la endogámica familia nacida en Santa Mónica. 

El 9 de enero de 1987 perdí a Arthur, que falleció a los 81 años a causa de un infarto agudo de miocardio en nuestra casa del Indian Wells Country Club. Su pérdida me dejó devastada, sola y perdida. 

Creo que fue esa soledad lo que me llevó a contraer matrimonio una vez más, esta vez con el bailarín Paul Wallace. Paul era joven, guapo e impetuoso y sabía divertirse. Salíamos juntos de fiesta y a bailar. Sin embargo, junto a él la vida no siempre era divertida; a veces sólo era una sucesión de broncas y gritos que más de una vez llegaron a atemorizarme. 

Dejé este mundo el 3 de octubre de 1993, en mi cama del Centro Médico Eisenhower, en Rancho Mirage, en California. Fue mi hijo quien hizo incluir a la tía Marion y al Jefe como mis verdaderos progenitores en mi partida de defunción, poniendo negro sobre blanco los rumores del pasado, los cuales me han sobrevivido a mí misma y al paso del tiempo. 

Mi cuerpo reposa hoy junto al de mi marido en la cripta familiar, en el Cementerio de Hollywood Forever.​

W. R. Hearst, Marion Davis, Patricia y Arthur Lake | Los Angeles Public Library

Más información:

  • En la línea de tiempo que he publicado en Sutori hay mucha más información: una biografía más completa e imágenes que profundizan aún más en la vida y obra de la actriz.

Fuentes:

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