Soy Cassandra Leigh y soy sobre todo conocida por haber traído al mundo a la escritora Jane Austen.
Nací el 26 de septiembre de 1739 en Harpsden, Oxfordshire. Mi padre era el Reverendo Thomas Leigh (1696–1764) y mi madre, su esposa Jane Walker (1704–1768). De todos mis hermanos y hermanas, sólo cuatro alcanzamos la edad adulta: James (1735-1817), Jane (1736-1783), Thomas (1747-1821) y esta que os habla.
Conocí al Reverendo George Austen, mi futuro esposo, cuando estaba visitando a mi tío, el Dr. Theophilus Leigh, rector del Balliol College. El solícito joven se ofreció a acompañarme de vuelta a Bath y fue así como nuestro encuentro casual mudó pronto en compromiso formal contra todo pronóstico, ya que una servidora disponía de una dote más bien modesta y un árbol familiar salteado de casos de demencia y discapacidades varias, eso por no hablar ya de mis inclinaciones intelectuales, algo que en mi época se consideraba más bien un obstáculo para el matrimonio entre las de mi sexo... Supongo que George tenía en mayor estima otras cualidades.
George, aunque emparentado con los Knight, tampoco era un hombre rico. Pero era beneficiario de la parroquia de Steventon, una pequeña localidad a medio camino entre Ashe y Deane, en la verde y exuberante campiña de Hampshire.
Contrajimos matrimonio el 26 de abril de 1764, en la antigua iglesia de Swithin's, en Bath. Fiel a mi pragmatismo, elegí para la ocasión un severo traje de amazona, sabedora de que podría dar buen uso de él en un futuro.
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| Reverendo Austen y su esposa Cassandra Leigh | Jane Austen's House |
Tras la boda, pusimos rumbo a Steventon para tomar posesión de la rectoría. Sin embargo, al llegar a nuestro destino, descubrimos que la casa parroquial estaba en un estado deplorable. Decidimos asentarnos en la casa parroquial de Dean mientras que las reformas se efectuaban, atajando como podíamos las incomodidades de la diminuta vivienda al tiempo que la familia empezaba a crecer.
En Dean traje al mundo a James (1765–1819), George (1766–1838) y Edward (1767–1852). Luego nos trasladamos a la casa parroquial de Steventon, llevando con nosotros a mi madre, todos a bordo de un carromato que tardó una eternidad en cubrir los dos kilómetros que separaban ambas localidades, discurriendo por caminos imposibles, heridos por surcos tan profundos como trincheras... Tal mella hizo el costoso viaje en la ya de por sí maltrecha salud de mi madre, que falleció poco después de llegar.
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| Rectoría de Steventon (1820) de B. Lefroy | Jane Austen's House |
Mientras que George asumía sus deberes como clérigo parroquial y administrador de las propiedades de su terrateniente ausente, yo me hice cargo del mantenimiento de los huertos, la lechería, el gallinero, la porqueriza y las colmenas de la rectoría, así como de la elaboración de cerveza y la gestión de los escasos sirvientes que nos podíamos permitir. Con la idea de aumentar nuestros ingresos, George decidió instalar en la rectoría un internado para preparar a los chicos para su acceso a la universidad de Oxford.
En los años siguientes la casa fue llenándose de criaturas: Henry Thomas (1771–1850), Cassandra (1773–1845), Francis William (1774–1865), Jane (1775–1817) y, por último, Charles John (1779–1852).
Cuando la discapacidad de George, nuestro segundo hijo, se hizo difícil de gestionar, decidimos enviarlo a casa de la familia Cullum, que ya cuidaba de mi hermano Thomas, aquejado de una enfermedad mental. Por su parte, Edward fue adoptado por Catherine y Thomas Knight, el primo rico de mi marido, cuando quedó claro que la pareja nunca engendraría descendencia.
Los años pasaban. Los hijos crecían. Los estudiantes iban y venían. Y en medio del ajetreo, el ambiente didáctico de la rectoría estimulaba nuestras mentes y nuestras capacidades. En las veladas nocturnas, declamábamos nuestros propios versos y fábulas y compartíamos nuestras creaciones. También eran entretenimientos cotidianos el copiar partituras para la estimable colección familiar, el saquear la abundante biblioteca de George o el embarcarnos en producciones teatrales cada vez más elaboradas.
Con el paso de los años, los hijos fueron tomando cada cual su propio camino. James y Henry se matricularon en el St. John's College de Oxford para preparar su ingreso en la iglesia. Frank y Charles se alistaron en la Marina a temprana edad. Incluso Cassandra y Jane entablaron relaciones con dos jóvenes que, aunque humildes, me hicieron albergar la esperanza de poder casar a nuestras dos hijas; en 1794 Cassandra se comprometió con Tom Fowle, un antiguo alumno de George, y Jane conoció a Tom Lefroy al año siguiente; sin embargo, vi devastadas mis ilusiones más pronto que tarde, cuando la relación de Jane quedó reducida a un mero espejismo y la de Cassandra fue impedida por la desgraciada pérdida de su prometido, la cual le causó tanto dolor que la llevó a renunciar a cualquier otro matrimonio después de eso.
En 1801, mi marido se retiró de la labor eclesiástica por motivos de salud. Decidimos trasladarnos entonces a Bath, con la intención de favorecer su mejoría, viajando a la costa cada verano. Nos vimos obligados a deshacernos de muchas de las pertenencias de la casa parroquial: mobiliario, vehículos, armas, tres vacas con sus terneros y hasta la ingente biblioteca de George, formada por 500 volúmenes... Al menos, saber que el nuevo beneficiario de la parroquia sería nuestro hijo James nos consoló un poco.
El 21 de enero de 1805 perdí a mi marido, víctima de la enfermedad. Aquello me obligó a enfrentarme al duelo y al miedo de forma conjunta, pues su fallecimiento me dejó no sólo viuda, sino a cargo de dos mujeres sin posibilidades y sumida en un delicado estado financiero. Dejamos de depender de la generosidad de mi marido para depender de la generosidad de mis hijos, que me otorgaron una suma de unas 450 libras anuales.
Unos meses más tarde, en abril, falleció también la suegra de mi hijo James, dejando a Martha, su única hija soltera, tan desamparada como nosotras. Había llegado el momento de materializar una vieja promesa hecha a sus padres, los Lloyd: la de considerar a Martha como si hija mía fuese. Martha acudió veloz a mi llamada, integrándose a nuestra familia como si de otra Austen más se tratase; no en vano, muy poderosa era la amistad que Martha mantenía con mis hijas, especialmente con Jane.
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| Chawton House | Getty Images |
Las cuatro juntas nos mudamos de Bath a Clifton y luego a Southampton y de ahí a Chawton House, propiedad de mi hijo Edward, donde nos instalamos definitivamente en julio de 1809. Mi hija Cassandra asumió la mayor parte de la gestión de la casa, dejándome a mí a cargo del jardín, a Martha a cargo de la cocina y a Jane a cargo de sus novelas.
Fueron años apacibles en lo rutinario, cada una entregada a sus labores, a la correspondencia, a las visitas de los amigos y de los familiares... Hasta que en los problemas empezaron a ensañarse con la familia.
En octubre de 1814, la familia Hinton-Baverstock inició un proceso judicial contra mi hijo Edward, afirmando ser los herederos legítimos de las propiedades de Hampshire. De ganar el caso, Edward habría perdido dos tercios de sus propiedades y de su riqueza y nosotras habríamos tenido que a abandonar Chawton House en favor de los demandantes.
En medio de tal incertidumbre y fiel a la máxima que asegura que las desgracias nunca vienen solas, todo empeoró aún más con el final de las guerras con la Francia napoleónica, hecho que empezó a repercutir negativamente en los negocios de mi hijo Henry, llevándolo a la quiebra en 1816. Puesto que todos los varones de la familia participaban en los negocios de Henry en mayor o menor medida, su bancarrota provocó una onda expansiva que afectó a la familia entera, incluso a nosotras, ya que tanto mis hijos como mi hermano James optaron por reducir las aportaciones que nos realizaban a causa del quebranto que habrían sufrido sus economías.
La situación empeoró aún más en 1817. En el mes de marzo falleció mi hermano James; una vez más, su muerte supuso el fin de su apoyo financiero e incluso de toda esperanza de compensación, ya que su testamento pospuso cualquier posibilidad de herencia hasta el fallecimiento de su esposa, que a la postre tampoco nos legó nada. Sin embargo, lo más doloroso fue ver cómo una misteriosa dolencia hacía mella en la salud de Jane. Mi hija había dado las primeras muestras de enfermedad con la llegada del nuevo año; al principio sus males me parecieron triviales; sin embargo, cuando éstos empezaron a entorpecer su escritura, supe que tenía que preocuparme. No mucho después, en mayo, Cassandra viajó con Jane de Chawton a Winchester en busca de algún remedio milagroso, pero todo fue en vano; mi pequeña falleció el 18 de julio de 1817, en brazos de su querida hermana, con sólo 41 años.
En 1818 el proceso contra Edward finalizó a favor de mi hijo, que zanjó el tema abonando a los demandantes una buena compensación. Aquello nos proporcionó un poco de alivio; ya no tendríamos que abandonar Chawton House. Por desgracia, al año siguiente tuve que enfrentarme a una nueva pérdida, la de mi hijo James, que falleció el 13 de diciembre, con 54 años.
Después de tantas vicisitudes, pasar los últimos años de vida en Chawton House atendiendo sus jardines y al cuidado de Cassandra y Martha me consoló aunque sea un poco, ya que ninguna madre está preparada para perder a sus hijos, por muy pragmática y tenaz que sea.
Dejé este mundo años después, el 18 de enero de 1827, siendo una ancianita de 86 años. Mi cuerpo reposa hoy en St Nicholas Churchyard, en Chawton, junto al de mi hija mayor, que se reunirá conmigo muchos años después.
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| Tumbas de Cassandra Leigh y su hija Cassandra Austen |
Fuentes:
- Timelines en Sutori: Cassandra Austen, Jane Austen y Martha Lloyd.
- Centro Jane Austen: Los efectos de las desgracias de la familia en la muerte de Jane Austen, de Caroline Kerr Taylor.
- Geni: Cassandra Leigh-Austen.
- "George Austen’s Absence from Family Life: The Shifting Biographical Response" de Patricia M. Ard, en jansa.org.
- "La vida de Jane Austen: George Austen", de Laura Boyle, en Janeausten.co.uk.
- Hablando de Jane Austen: Agosto y Septiembre de 1817 en la vida de los Austen. Esquelas, reediciones, y James empeorando de salud.
- Jane Austen and Adlestrop: The Leigh and Austen Family Tree (PDF).
- "The Two Adopted Austens" de Price Grisha, en Jansa.org.
- Home of Topaz Cross Books, de Brenda S. Cox: Jane Austen’s Leigh Family: Stories behind the Stories.
- Home of Topaz Cross Books, de Brenda S. Cox: Jane Austen’s Clergymen and Her Leigh Family.





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