Soy Luisa de Carvajal y Mendoza y, aunque no reconozcáis mi nombre, fui una de las más celebres poetas místicas de España y adalid de la causa católica durante la persecución anglicana.
Vine al mundo en la cacereña villa de Jaraicejo, el 2 de enero de 1566, en una casa palacio de la calle Talavera, en el seno de una familia noble. Mi padre era Francisco de Carvajal y mi madre, María de Mendoza, mujer piadosa y temerosa de Dios y hermana de Francisco Hurtado de Mendoza, a la sazón conde de Monteagudo y marqués de Almazán. Nací siendo la primera niña de la familia tras cinco varones, de los que sólo sobrevivía uno de ellos en el momento de mi nacimiento.
No pasé demasiado tiempo en mi localidad natal, pues pronto destinaron a mi padre a León como corregidor. De aquellos días recuerdo la devoción que por mi madre albergaba y el padecimiento que significó su pérdida, pues falleció víctima del tifus cuando yo sólo tenía seis años. Poco después la siguió mi padre, que también contrajo la enfermedad, quedando mi hermano Rodrigo y yo solos en el mundo.
Marché entonces con una tía abuela materna, María Chacón, aya de las infantas Isabel Clara Eugenia y Catalina Micaela. Durante este tiempo residí en el Palacio Real de Madrid, donde aprendí a leer y compartí juegos con las infantas.
En 1576 también mi tía abuela falleció, haciéndose cargo de mí mi tío Francisco, hermano de mi madre. Sin embargo, hallándose mi tío fuera de España en su labor de embajador, me hicieron instalar en la fortaleza de Monteagudo junto a mis primas, bajo la supervisión de Isabel de Ayllón, una aya severa que a menudo pellizcaba mis carnes y las golpeaba para corregirme.
Al regreso de mis tíos, marché con ellos a Almazán, en Soria, donde residí hasta 1579. Ese año mi tío fue nombrado virrey de Navarra, motivo por el que se trasladó a Pamplona para ejercer su cargo. Instalado ya allí, mi tío me hizo llamar a su lado; pero no requirió ni a su esposa ni a sus hijas ni a ama de llaves alguna que me acompañase.
Mi estadía junto a mi tío dejaría en mi alma y en mi cuerpo marcas que perdurarían siempre. No en vano, durante los siguientes diez años me sometió a una dura penitencia cargada de humillación y dolor físico, inoculando en mí el deseo de alcanzar a Dios a través del martirio. En ocasiones, ese martirio se limitaba a esperar el regreso de mi tío encerrada bajo llave en mi aposento. Pero tampoco era extraño que acabase atada del cuello y las muñecas a una columna y azotada por mi criada, la cual podía golpear mi cuerpo desnudo con cuerdas de vihuela un centenar de veces si no más en cada disciplina. En ese tiempo de padecimiento, mi alma se curtió y mi cuerpo se quebró al tiempo que mi mente se nutrió con la lectura y el estudio de los clásicos y también de los martirologios, placiéndome sobremanera los libros que advertían de los horrores del infierno y alababan el amor y el dolor de Cristo.
Imbuida de todo el conocimiento con el que mi tío me cinceló a su imagen y semejanza, en 1591 obtuve su permiso para vivir por mí misma en compañía de algunas criadas. Y es que, a pesar de mi juventud, era ya más que consciente del lugar que ocupaba en el mundo y no, no estaba dispuesta a sacrificar las prerrogativas que mi noble abolengo podía otorgarme en el altar del matrimonio, pues no era mi afán servir a ningún hombre, los cuales, dicho sea de paso, me resultaban alto desagradables por mucha que fuese la beldad que atesoraran. Si bien, tampoco estaba en mi espíritu el recluirme en un convento para honrar a Dios amasando frituras y panes. Era un hecho evidente que para mí sólo había un camino posible: la vida religiosa seglar.
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Retrato de Luisa De Carvajal y Mendoza, realizado por Juan de Courbes para la biografía escrita por Luis Muñoz | Wikipedia |
El 18 de diciembre de 1591 falleció mi querido tío el marqués y poco después también su esposa la marquesa. Entonces reclamé mi herencia paterna, litigio que me llevaría años resolver. Fue en aquestos días que abandoné el sórdido mundo nobiliario, vestí hábito y me consagré a Dios, haciendo voto de pobreza, obediencia, mayor perfección y martirio. Comencé a comulgar a diario y los momentos de éxtasis se hicieron más frecuentes.
Al salir del presidio, el embajador de España en Londres me acogió en su casa, conmovido por el empeoramiento de mi frágil salud. Bajo su techo fallecí el mismo día de 1614 en el que cumplía años. Mis restos no regresarían a España hasta el año siguiente, en agosto de 1615, gracias a la mediación de mi vieja amiga Mariana de San José, que consiguió que mis restos fuesen enterrados en el Real Monasterio de la Encarnación de Madrid, fundado por ella misma.
Tras mi muerte, familiares y amigos de la Compañía de Jesús recopilaron mis poemas, pero al cabo de un tiempo éstos se evaporaron en el espacio y en el tiempo junto con mi nombre. Ni un sólo escrito original me sobrevivió; de ellos sólo quedan hoy los retazos que otros recogieron. Mejor suerte corrieron, sin embargo, mis cartas y mis memorias, redactadas cuando rondaba la cuarentena para satisfacer la petición de mi confesor; de tales escritos han perdurado un buen número, aunque sin despertar demasiado interés hasta hace bien poco.
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Retrato de Luisa Carvajal y Mendoza | Zenda |
Fuentes:
- Wikipedia España: Luisa de Carvajal y Mendoza.
- MCN Biografías: Luisa de Carvajal y Mendoza.
- Real Academia de la Historia: Luisa de Carvajal y Mendoza.
- Real Academia de la Historia: Francisco Hurtado de Mendoza y Fajardo.
- Aleteia: Luisa de Carvajal y Mendoza: murió en Inglaterra por defender el Catolicismo.
- "Luisa de Carvajal y Mendoza y la conversión de Inglaterra" de Rosa María Alabrús Iglesias.
- "Luisa de Carvajal: Aventurera y escritora" de M. García-Verdugo.
- "Vida y obra de Luisa Carvajal y Mendoza: Poetisa, misionera, activista y mártir", de Manuel Mañas Núñez.
- Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes: cartas y poemas de Luisa Carvajal y Mendoza.
- "Luisa de Carvajal y Mendoza y su conexión jesuita" de Anne J. Cruz, Universidad de California, Irvine (PDF).
- "Proyecto de edición crítica de la obra poética de Luisa de Carvajal y Mendoza", de María del Mar García Martín.
- "La Vita Aloysiae Carvajaliae de Gerardo Van Der Bergue", de Manuel Mañas Núñez, Universidad de Extremadura.
- "Escritos autobiográficos de la Venerable Luisa de Carvajal", autobiografía de Luisa de Carvajal y Mendoza.
- "Vida y virtudes de la venerable virgen Doña Luisa de Carvajal y Mendoça. Su jornada a Inglaterra y sucesos en aquel Reyno" de Luis Muñoz (1632).
- "The life of Luisa de Carvajal" Georgiana Fullerton (1873), traducción de la biografía escrita por Luis Muñoz (Archive.org).
- Las ediciones de Camilo María Abad Puente, que publicó su Epistolario, sus Poesías y sus escritos autobiográficos, con amplios estudios sobre la autora.
- "The She-Apostle. The Extraordinary Life and Death of Luisa de Carvajal" de Glyn Redworth (2008).
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