La abuela Elizabeth, cuya pensión era el único ingreso que entraba en casa, falleció en julio de 1835. Al mes siguiente Edgar se trasladó a Richmond a trabajar en una revista, pero barajando ya la la idea de que contrajésemos matrimonio en un futuro no muy lejano. La ausencia de Edgar animó a intervenir a otro primo mío, Nelson Poe, que se ofreció a acogerme en su casa para hacerse cargo de mi educación y, de paso, evitar un matrimonio prematuro. Entonces mi madre escribió a Edgar para pedir opinión y, a vuelta de correo, Edgar amenazó con suicidarse si desmembraba a su pequeña familia.
Retrato de Virginia Clemm con 15 años |
Aún me duele pensar en el día en que Elizabeth se presentó en casa y me advirtió que en la mesa de Edgar había hallado unas misivas comprometedoras enviadas por Frances. Elizabeth empezó a mortificarme con esas cartas y con sus conspiraciones y luego, no contenta con mi dolor, esparció la historia por toda la ciudad. Aquello empujó a Frances a alejarse de nosotros. Entonces Elizabeth se retractó, pero propagando el bulo de que las cartas que había visto eran unas falsificaciones escritas por el propio Edgar. Y fue así como todos empezaron a pensar que mi marido no estaba del todo bien de la cabeza...
Annabel Lee (1912) | Edmund Dulac |
En mayo de 1846, Edgar, mi madre y yo nos mudamos a una diminuta casa de campo en Fordham, pensando que aquel clima me ayudaría a restaurar la salud. Instalamos mi habitación en la planta baja, que era la única que contaba con calefacción. Yo me pasaba días enteros en la cama, acurrucada bajo el capote de cadete de mi marido junto con Catterina, nuestra gata, luchando contra la tos y la fiebre. Edgar bebía, bebía y escribía, escribía de forma enfermiza. Mientras tanto, mi madre, al caer la noche, robaba verdura en los huertos vecinos para poder alimentar a la familia.
En mis últimos días, cuando la muerte era ya cercana, mucha gente vino a visitarme. Mi mayor preocupación, sin embargo, era mi frágil esposo; sabía que mi partida lo destrozaría como a mí me hubiese destrozado la suya. Marie Louise Shew vino a asistirme; ella me abrigó con un edredón prestado y cuidó de mí como una enfermera. También pasó por casa mi amiga Mary Starr, a la que le pedí que cuidase y consolase a Eddy cuando yo ya no estuviese. Lo mismo le hice prometer a mi madre, aunque no hiciese falta; yo sabía que mi madre velaría por Edgar como si de su hijo se tratase.Después de cinco años luchando contra la enfermedad, dejé esta vida el 30 de enero de 1847. Edgar se negó a ver mi cadáver y acompañó mi féretro cubierto con el capote de cadete que me había cobijado en mis últimos días. Sé que muchas veces visitó mi tumba. Incluso dicen haberlo visto sentado junto ella en plena noche y cubierto de nieve.
Annabel Lee | James Abbott McNeill Whistler |
Fuentes:
- Wikipedia: Virginia Clemm.
- Wikipedia: Edgar Allan Poe.
- Wikiwand: Virginia Clemm.
- Women History Blog: Virginia Clemm.
- "El escandaloso amor de Edgar Allan Poe y Virginia Clemm" de Fernanda, Cultura Colectiva.
- Blog de The Poe Museum, sobre la reliquia de Virginia.
- Eapoe.org sobre los retratos de Virginia Clemm.
- Poestories.com sobre los retratos de Virginia Clemm.
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